Por gentileza de Subaru Chile, una empresa del Grupo Indumotora, nos pusimos tras el volante de la variante turbodiesel de un modelo que muchos consideran como el precursor de los crossover: la quinta generación del Outback, cuya última novedad, luego del recambio generacional de finales de 2014, fue la incorporación a su oferta a finales de marzo pasado, de las motorizaciones Bóxer diésel.
Un poco de historia…
Sin embargo, antes de adentrarnos en las impresiones que nos formamos a lo largo del día que la manejamos, es menester contarles algo acerca de la historia de Outback, que vió la luz a mediados de la década de los noventa, como una variante más todo terreno del Legacy de segunda generación (1994- 1998).
Recuerdo que la primera generación del Outback (conocida en el mercado norteamericano como Legacy/Outback), aterrizó en el mercado nacional a finales de 1995 como MY1996, captando de inmediato las preferecias del público, por cuanto se trataba de una Station Wagon con un nivel de equipamiento y prestaciones superiores, que llegó justo cuando Subaru realizaba la transición del sistema de tracción 4WD al sistema permanente (AWD), que era el que incorporaba Outback. A contar de 1998 se incorporaron versiones aún más equipadas signadas bajo el acabado Límited, con casi imperceptibles cambios en su frontal y la adición de techo solar, entre otros elementos. Su estilo fue rápidamente imitado por marcas de lujo como Volvo con el V70 Cross Country y a nivel más rudimentario (sólo de look) por las versiones Outpath del Suzuki Baleno Station, lo que habla del ruido que ocasionó y sigue haciendo este modelo.
A lo largo de estas dos décadas y cinco generaciones de historia, cada camada ha ido incorporando mejoras evidentes, con algunos leves desaciertos en mi opinión, como fue el caso de ciertos ejemplares de las Outback japonesas (de segunda generación) que conocimos entre 1999 y 2000, las que personalmente no me agradaron en demasía con sus reflectores en los parachoques, comparándolas con las de procedencia norteamericana que conocimos hasta 2003 con sus espectaculares versiones Limited y las escasas versiones H6, las que incluso llegaron en formato sedán en partidas muy limitadas.
Tal como acontece con el legendario Legacy, Outback se ha transformado en un modelo emblemático dentro de su portafolio, haciendo frente a la dura arremetida de los SUV. Entre sus principales virtudes encontramos el hecho de ser un automóvil con generosas aptitudes para circular fuera del asfalto (arena, nieve, barro), eso sí siempre teniendo presente de que no estamos abordo de un todo terreno puro.
Fue en agosto del año pasado que se comercializaron las últimas unidades de la Outback diesel de generación anterior. No olvidemos que con esta nueva versión, la firma japonesa aspira a incrementar su posicionamiento de marca en la parte alta de nuestro mercado.
Estilo más refinado y deportivo
Centrándo nuestro análisis en la propuesta estética del All New Outback diesel, podemos señalarles que comparado con su predecesor (generación 2010 a 2014), luce con un estilo más refinado, además de pasar absolutamente inadvertido como diésel, de no ser por el ruido del motor en ralentí (el anterior era delatado por la presencia de una toma de aire en el capó). El parabrisas fue intervenido en su acústica, bajando el ruido y entregando una experiencia de manejo más silenciosa.
Su frontal sigue luciendo imponente y robusto, lo que se aprecia en su generosa máscara hexagonal con contornos cromados y tres lamas satinadas en color gris, donde en su parte alta central se sitúa el logo de las cinco pléyades. Los ópticos luces más afilados y refinados, mientras que la zona del pachoques delantero luce más elegante y limpia, puesto que los diseñadores prescindieron de la aplicación satinada en la parte baja del parachoques, dando continuidad a la resina plástica negra que protege toda esta zona de la carrocería. Los neblineros van situados en ambas esquinas, con forma circular y ornamentados con elegantes biseles cromados.
Lateralmente se reconoce como un Outback, lo que se aprecia en los gruesos contornos cromados que recorren el área de las ventanas. Los pasos de ruedas ensanchados y destacados con aplicaciones de resina negra, en este nuevo Outback lucen mucho más elegantes, haciendo lucir sus generosos neumáticos Bridgestone Dueller de medida 225/60 R18 con llantas de aleación bitono (metal/gris satinado), muy en el estilo de las presentes en el XV. Es destacable es suave andar que otorgan estos neumáticos, haciendo que pasar por lomos de toros o zonas con pavimento en mal estado sea un total agrado, puesto que absorbe las ireegularidades con comodidad y firmeza. La presencia de los vidrios laterales y posterior ahumados, son privativos de los acabados Premium y Limited.
Otro cambio evidente, respecto de su predecesora, es que Subaru en esta generación emplea espejos retrovisores externos del tipo banderín, siempre con intermitentes incorporados en su carcasa y parcialmente del color de la carrocería. Sin embargo, extrañamos la presencia de los guardafangos, mientras que el revestimiento de resina que recorre los bajos del Outback es ligeramente inferior en tamaño que el que encontrábamos en el modelo anterior.
En relación a la zona vidriada, la nueva generación incluye una tercera ventanilla en el pilar A, la que incrementa la visibilidad, a lo que se agrega un mayor ángulo de apertura de las puertas, mejorando el acceso de los ocupantes.
Al analizar su zaga, por la parte alta encontramos un llamativo spoiler superior en resina negra, con zonas más gruesas en sus extremos, además de servir de albergue a la tercera luz de freno LED. El pilar D resulta más anguloso y menos cuadrado que el que estaba presente en la generación anterior, lo que le da otro «ingrediente extra» de deportividad al conjunto. Los ópticos posteriores LED, siguen el mismo patrón de ubicación, pero cambian completamente su configuración interna, mientras que se prescinde del listón cromado que iba en la parte alta del portapatente. El portalón sigue ganándole terreno al parachoques, lo que se traduce en hacer más fáciles las labores de carga y descarga de diversos elementos desde su portaequipajes. Siguen estando presente en idénticas ubicaciones las elegantes grafías cromadas que aluden a la marca, SAWD, modelo y la placa que alude a su propulsión diesel.
Es en la zona del paragolpes donde encontramos diferencias claras con el anterior, como lo es la disposición de las luces reflectoras, que abandonan la forma vertical, por otra situada en los extremos inferiores, dentro de la zona de resina plástica que recorre los bajos y el difusor de aire posterior. Estas luces además cumplen la función de contar con función de antiniebla trasero.
Sus dimensiones alcanzan los 4.815mm de largo (+25mm), 1.840mm de ancho (+20mm) y 1.675mm de alto (+10mm). La batalla no cambió, manteniéndose en los 2.745mm. El despeje se redujo en 13mm, respecto del bencinero, con 200mm.
¿En qué se diferencia esta versión de la All New Outback gasolinera?
Personalmente hice el ejercicio de comparar la apariencia de la Limited 3.6R (gasolina) versus está nueva turbodiesel encontrando sutiles detalles por las que puede reconocerse un All New Outback diésel en la calle:
1.- Vidrios polarizados laterales traseros y posterior (de serie en versiones CVT Premium y Limited).
2.- Outback diesel tiene rieles de techo, mientras que sus hermanas bencina llevan un roof rack más alto con barras de techo multifuncionales con barras transversales.
3.-Todas las versiones llevan un recubrimiento de resina en la parte baja de las puertas, justo sobre la zona del zócalo con la leyenda “Outback”. En la versión Limited bencinera este elemento va terminado en un elegante cromado.
4.-En la zaga, la única diferencia advertible, al menos comparando las versiones Limited es el difusor de aire de color plateado en el parachoques, que en el diesel mantiene la continuidad de la resina negra que recorre los bajos de su carrocería.
Interior que invita a manejar muchos kilómetros
Ha llegado la hora de sumergirnos en las intimidades de su habitáculo. Basta con abrir la puerta del conductor para caer en cuenta la profunda evolución que ha experimentado su cabina, en lo que a diseño, calidad de las terminaciones y tecnología presente abordo del Outback, que claramente va en sintonía con el exhibido por otros modelos de la marca japonesa.
Al momento de acomodarnos en el puesto de manejo, nos resulta muy fácil encontrar la postura de manejo más adecuada a nuestra complexión, regulando el asiento por medio de sus mandos eléctricos de 10 vías (posiciones) para el conductor, incluyendo ajuste lumbar. El asiento del acompañante se puede regular en 8 vías. Basta con ajustar el volante (regulable en altura y profundidad), el espejo retrovisor interior fotocromático y los espejos externos mediante el comando situado en la parte alta del reposabrazos del conductor. Nos gustó mucho que los espejos fuesen rectráctiles eléctricamente. Los cuatro vidrios cuentan con sistema de subida y bajada de un toque. A un costado del tirador de la puerta encontramos los mandos que rigen las memorias de los asientos y espejos exteriores.
La visión que otorgan todos los espejos resulta óptima, lo que se ve apoyado al engranar reversa en la palanca selectora por el sistema de detección de tráfico trasero cruzado que nos alerta acústica y visualmente (parpadeo en los espejos externos de un indicador naranjo) de la cercanía de vehículos.
El cuadro de instrumentos nos resultó muy funcional por cuanto se puede leer de un vistazo la información necesaria. Es así como encontramos los relojes del tacómetro y velocímetro resaltados por aros cromados, mientras que al centro se ubica el completo computador de abordo, que es una pantalla central LCD a color que concentra de un golpe de vista toda la información necesaria sin tener que apartar demasiado la vista del camino. Nos gustó la gráfica blanca con iluminación de los aros en un agradable tono azul, que no fatiga la vista.
Al costado derecho inferior encontramos una serie de pulsadores que controlan la apertura eléctrica del portalón trasero, desconexión del sistema de punto ciego, sistema de memoria para regular la altura de apertura del portalón, reóstato de luces del tablero y desconexión (parcial) del control de estabilidad.
El volante con tres rayos y revestido en cuero, tiene un grip que resulta agradable al tacto, además de contar con una serie de comandos satelitales relativos al manejo del sistema de audio/infoentretenimiento, teléfono, computador de abordo, modo de manejo y control de velocidad crucero.
La consola central agrupa en la parte alta las rejillas de ventilación que flanquean el interruptor de los intermitentes de emergencia. Inmediatamente bajo éstos encontramos una generosa pantalla táctil de 7″, que concentra el avanzado sistema de infoentretenimiento que Subaru denomina Starlink con sistema Mirror link que permite visualizar en la pantalla el contenido o página de inicio de nuestro teléfono inteligente. Adicionalmente la pantalla permite visualizar el estado del sistema de audio Harman Kardon Green Edge con 12 altavoces estratágicamente distribuidos alrededor del habitáculo que permite disfrutar de una inmejorable experiencia acústica. Por último, al poner reversa, visualiza la cámara de retroceso con guías que facilitan las maniobras de estacionamiento. Eso sí, nos hubiese gustado que estuviese complementada con la presencia de sensores de proximidad.
Más abajo se ubican los comandos del sistema de climatización bizona, los que resultan fáciles de manejar bajo toda circunstancia de manejo.
Luego hay un portaobjetos multifuncional, por cuanto dispone del encendedor de cigarrillos, conexión auxiliar (tipo Jack/Mini Plug), además de dos útiles puertos USB. Se pueden dejar objetos con total seguridad, puesto que su superficie rugosa evita que se desplacen accidentalmente mientras estamos manejando.
La palanca selectora de la transmisión CVT Lineartronic presenta empuñadura revestida en cuero con las a estas alturas clásicas posiciones P, R,N, M/D. Esta última nos permite escoger entre manejo automático o bien, para darle más dinamismo, subir o rebajar marchas por medio de las paletas situadas en el volante.
Inmediatamente tras la palanca encontramos una tríada de comandos claves: el primero que comanda el sistema X-Mode, que gestiona el motor, transmisión, SAWD y frenos para circular por zonas de caminos complejos con total seguridad. Cumple dos funciones: control de descenso en bajadas con ayuda del control crucero, que funciona en todo tipo de superficies, siempre que se mantenga una velocidad de hasta 20 km/h y no es necesario aplicar los frenos. La segunda es como control antipatinaje, operando hasta velocidades de 40km/h, otorgando tracción a las ruedas que no están patinando o en el aire. El segundo corresponde al del accionamiento eléctrico del freno de estacionamiento, mientras que el tercero alude al sistema de asistencia en pendiente, que permite enfrentar descensos pronunciados (siempre con el criterio del conductor), pudiendo bajar pendientes a baja velocidad sin tocar el acelerador ni freno.
Entre ambos asientos delanteros encontramos un reposabrazos central que oculta una gran consola central, dividida en dos secciones: una desmontable para objetos menores como monedas, tarjetas y lapiceras y otra más profunda alfombrada con una toma adicional de 12V.
Tampoco podemos dejar de señalar la consola aérea con portalentes, que concentra las luces de lectura delanteras y los mandos de accionamiento del techo eléctrico (corredizo y con Tilt) de mayores dimensiones que las de su predecesor: 785mm de ancho y 345mm de largo.
En relación a la capacidad de carga de su portaequipajes, Subaru informa que su capacidad fue aumentada, pudiendo llegar a almacenar sin dificultad alguna hasta cuatro maletas de 80 litros cada una. El piso ahora luce más plano. Otra funcionalidad que agradecerán las personas que transporten cargas largas es la palanca que permite abatir fácilmente los respaldos de los asientos posteriores.
Manejo de un bencinero…por lo silencioso
Mécanicamente es propulsada por un motor boxer turbodiesel (EE20) de 1.998 c.c. de desplazamiento, con cuatro cilindros y 16 válvulas DOHC, que tiene diferencias muy menores en cuanto a torque con el XV y Forester diesel. Entrega una potencia efectiva de 148 HP a 3.600 revoluciones y un par motor de 350Nm disponibles entre las 1.600 y 2.800 vueltas, asociado a una suave caja Lineartronic HCVT (adaptada al alto torque del motor), cuyos pasos de cambios los advertimos sutilmente, dándonos la sensación de estar manejando un auto con cambio automático tradicional (c0n convertidor de torque).
Por tratarse de un motor Boxer, una característica intrínseca de Subaru es su diseño plano, lo que hace que genere menos vibraciones que los motores tradicionales de cuatro cilindros en línea o con diseño en V, lo que trae aparejado un aumento de su durabilidad. Además, al ocupar una posición más baja en la carrocería, hace que el auto sea más estable y tenga más resistencia a los movimientos laterales. Creo haber leído en alguna parte, que era díficil encontrar un Subaru volcado a raíz de un choque, precisamente por esta característica.
Al arrancarlo y durante las detenciones se advierte la rumorosidad propia de un propulsor de este tipo, pero que resulta mucho más silencioso que aquellos de hace décadas. Una vez que se alcanza una velocidad promedio, el motor es tan silencioso que pensamos que vamos abordo de un bencinero. Sin embargo, a la hora de exigirlo, encontramos cierta falta de empuje, tomando en cuenta que dispone el alto par que ofrece el motor a bajo y mediano régimen de giro.
La suspensión copia a la perfección el terreno o pavimento por el que circulamos. Teniendo presente que su despeje es ligeramente menor que su hermano bencinero, nos da total seguridad al subirnos a una vereda o al pasar por zonas trabadas de resaltos, como fue nuestro citadino test.
En cuanto a rendimiento, podemos señalar que nuestro manejo en un entorno urbano, nos arrojó según el computador de abordo un promedio de 11km/l, que se ubica por debajo de los 13,3km/l homologados por el 3CV. En parte lo atribuimos al haberlo conducido con modalidad manual y el sistema de calefacción encendido permanentemente.
Subaru es un fabricante que cree firmemente en el concepto de seguridad integral, dentro de lo cual centran sus esfuerzos de investigación y desarrollo en desarrollar sistemas que prevengan los impactos, lo que en All New Outback diesel se expresa en la presencia de sistemas de asistencia, únicamente presentes en la variante que probamos, como son:
1.- Monitor de Punto Ciego (BSD): Monitorea los puntos ciegos traseros del auto, alertando al conductor mediante una señal en los espejos exteriores de color naranja.
2.- Asistente de cambio de pista (LCA): Evita que el conductor cambie de pista habiendo un auto presente, haciendo que el indicador naranja del espejo retrovisor, parpadee cuando el conductor señalize.
3.- Alerta de Tráfico trasero cruzado (RCTA): Avisa al conductor cuando sale en marcha atrás desde un estacionamiento si hay un auto cruzando en el punto ciego, mediante una alerta sonora y parpadeando el indicador en los espejos laterales.
A ello se suma la obtención de 5 estrellas en el Programa Europeo de Evaluación de Seguridad en automóviles nuevos (EURONCAP). Entre su extenso listado de equipamientos de seguridad, podemos destacar su sistema inteligente de luces altas (al enfrentarse a otros conductores en carretera, hace el cambio a luces bajas de manera automática, evitando encandilar a quienes vienen en contrario), frenos de discos ventilados en las cuatro ruedas con ABS (que evita que las ruedas se bloqueen y se pierda el control del auto) y siete airbags de serie. Más detalles en ficha técnica adjunta.
A la hora de las conclusiones, podemos señalar que este All New Outback diesel Limited se alza como una alternativa digna de considerar para aquellas personas que no gustan de un aparatoso SUV y buscan un vehículo funcional y versátil con el confort y lujo de un automóvil de gama alta. Precio de la versión probada $24.990.000. Valor considera bono de la marca.
Fotos: Raúl Farías; Subaru Outback 2.0D CVT Limited en blanco cristal perlado.