El presidente ejecutivo de Tesla Inc, Elon Musk, cerró ayer un acuerdo con las autoridades chinas para construir una fábrica de autos en Shanghái, la primera fuera de Estados Unido y que duplicará la capacidad de manufacturas de la marca de vehículos eléctricos.
El acuerdo fue anunciado mientras Tesla subía el precio de los autos fabricados en Estados Unidos que vende en China para compensar el costo de los nuevos aranceles impuestos por Pekín, en represalia por la decisión del presidente Donald Trump de fijar tarifas más altas a bienes chinos.
Musk estaba en Shanghái ayer martes y el gobierno local dio la bienvenida en un comunicado a la decisión de Tesla de invertir no solo en una nueva fábrica en la ciudad, un centro de la industria automovilística china, sino también en investigación y desarrollo. China lleva tiempo intentando capturar más del talento y el capital invertido por las automotrices globales en la tecnología avanzada de los vehículos eléctricos.
Tesla planea producir los primeros autos cerca de dos años después del comienzo de la construcción de su fábrica de Shanghái, llegando hasta los 500.000 vehículos anuales unos dos o tres años después, indicó la compañía.
Así, la planta de Shanghái sería grande para los estándares de la industria, donde la mayoría de las fábricas ensambla entre 200.000 y 300.000 vehículos por año, y más o menos equivalente a la producción anual planeada en la planta de Tesla en Fremont, California.
Musk asegura que su firma tendrá un flujo de caja positivo este año. Los analistas prevén que la compañía tendrá que recaudar capital para financiar sus numerosos proyectos, como el lanzamiento de un semicamión eléctrico, una pickup, un utilitario compacto, una nueva batería e instalaciones de producción de autos prometidas por Musk en China y Europa.