El Departamento de Comercio abrió en mayo una investigación para evaluar si los vehículos y repuestos importados implican un riesgo para la seguridad nacional y el jueves había una audiencia en el marco de esa pesquisa, en la que testificaban representantes de grupos comerciales del sector automotor y gobiernos extranjeros, entre otros.
Las declaraciones de Ross se dieron al inicio de la audiencia pública sobre la propuesta de aranceles a la importación automotriz.
Un grupo que representa a los principales fabricantes del sector dijo el jueves que imponer tarifas del 25 por ciento a los vehículos y autopartes importados aumentaría el precio de los autos en Estados Unidos en 83.000 millones de dólares anuales y costaría cientos de miles de empleos.
Las empresas del sector además enfrentan mayores precios tras la puesta en vigencia de aranceles al acero y al aluminio importados.
La Alianza de Fabricantes de Automóviles, entre cuyos miembros se encuentran General Motors Co, Volkswagen AG y Toyota Motor Corp, advirtió sobre el impacto de las tarifas.
“Mayores tarifas a los autos dañarán a las familias y a los trabajadores estadounidenses, además de a la economía (y) elevarían el precio de un automóvil importado casi en 6.000 dólares y el precio de un auto fabricado en Estados Unidos en 2.000 dólares”, dijo Jennifer Thomas, vicepresidenta del grupo.
Un estudio difundido por un grupo de concesionarios de Estados Unidos alertó que los aranceles podrían reducir las ventas de autos en 2 millones de vehículos por año y provocar el cierre de más de 117.000 puestos en los concesionarios, o casi el 10 por ciento de la fuerza de trabajo.