El gigante japonés también se sumó a la oleada de cambios de imágenes corporativas, que han tenido algunos fabricantes de autos como BMW, Nissan y Volkswagen. En el caso de Toyota, los cambios son muy sutiles, que casi lo hacen idéntico al actual.
Esta acción se enmarca en la transición emprendida por Toyota para pasar de ser un fabricante de automóviles a ser una compañía de servicios de movilidad.
El nuevo logotipo condensa el emblema en un sencillo diseño bidimensional, sin la palabra Toyota que actualmente va bajo el logo, puesto que el emblema en sí es ya muy reconocible. El diseño comunica sencillez, transparencia y modernidad, y se adapta a la perfección al espacio digital, aunque resulta igualmente efectivo en el mundo físico. El nuevo logotipo se aplicará a todos los soportes de comunicación, mientras que el actual seguirá utilizándose en los vehículos.
La nueva identidad visual va acompañada de una nueva tipografía a medida, Toyota Type, que sirve tanto para entornos digitales como físicos, para hacer posible una relación abierta e interactiva con los clientes. Supone un paso más en su inmersión en el mundo digital, a medida que Toyota expande su distribución online.