La quinta generación del modelo compacto presentó su actualización de media vida en Europa. Este facelift del hatchback B considera los apartados estético, de equipamiento y motorizaciones.
Las mejoras externas buscan adaptar el modelo a la nueva filosofía de diseño que está aplicando la marca española a su portafolio de modelos, y acercarlo a lo que es la nueva generación de su hermano mayor, el León.
De partida, todas las versiones disponen de luces full LED de serie, con un diseño de calandra que varía en función del nivel de equipamiento (Reference, Style, Xcellence y FR), mientras que de costado las novedades corren por cuenta de los diseños de las llantas de 17″y 18″.
Por detrás, los únicos cambios que se ven, dicen relación con la monografía «Ibiza», que se sitúa justo bajo el logo del fabricante de Barcelona.
Puertas adentro, las miradas las acapara una nueva pantalla táctil flotante, que va desde las 8,25″ a 9,2″, con reconocimiento de voz natural y compatible con Android Auto y Apple Car Play, a lo que se suma la presencia de un cuadro de instrumentos digital de 10,25″.
Hay mejoras en lo que dice relación con los acabados, guarnecidos o la incorporación de un nuevo tapizado de cuero nappa, además de la presencia de salidas de aire iluminadas, sumado a la presencia de dos nuevos conectores USB C, dispuestos para cargar dispositivos electrónicos.
En Europa, el modelo se ofrece con asistentes de manejo, cuya oferta fue mejorada como asistente de viaje, asistente de vista lateral, de ángulo muerto y luces altas automáticas.
La gama de motores es únicamente a gasolina (no hay opciones híbridas ni electrificadas), con potencias que van desde los 80 a los 150 CV, pudiendo optar entre transmisiones manuales o bien una automática DSG de 7 marchas.
Fotos: Sala de Comunicaciones SEAT España