ESPAÑA.- Junio 14 de 2011.- Esa es la principal conclusión a la que llegó un seminario sobre el automóvil organizado por Bosch. En su calidad de socio industrial de la mayoría de las marcas automotrices, en cualquiera de las áreas en que se esté desarrollando un automóvil moderno, encontramos componentes que llevan la firma de Robert Bosch, quien la fundase hace 125 años.
Actualmente la industria automotriz se ve enfrentada al reto de disminuir el consumo de combustible. Según proyecciones de Bosch, los sistemas de inyección diésel por conducto común experimenten un crecimiento del 10% anual de aquí a 2015, mientras que los sistemas de inyección directa de gasolina tripliquen las cifras actuales en el corto plazo. La exlicación a lo anterior se halla en el tremendo esfuerzo que están desarrollando los fabricantes para reducir el tamaño de los motores de gasolina (por ejemplo los downsizing que sustituye motores de cilindrada importante por otros de menor cilindraje sobrealimentados, reduciendo el consumo, pero manteniendo el mismo nivel de potencia y par motor), además de la implementación de diversos componentes en el motor, como los sistemas Start/Stop , los que están experimentando un enorme crecimiento. Bosch tiene previsto comercializar este año, más de 2.6 millones de unidades de sistema de inyección directa de gasolina, el doble que durante 2010.
Aún sabiendo que el motor a combustión tiene vida por delante, Bosch tiene claro que el futuro del automóvil pasa por el motor eléctrico. La firma alemana no aventura grandes progresos en este tipo de movilidad hasta por lo menos diez años más, mientras las baterías no bajen de precio y no mejore la autonomía de este tipo de autos.
Lo que si experimentará un enorme crecimiento son las tecnologías híbridas enchufables. Esto es, pequeños motores eléctricos, alimentados por reducidos y económicos grupos de acumuladores, que nos permitirán movernos ecológicamente limpios en las ciudades por medio de la energía eléctrica, y en trayectos màs largos usar el motor a combustión, todo ello a un precio bastante competitivo.
En 2020 se calcula que la producción de vehículos mundial será de 104 millones de unidades. De éstos, tres millones serán eléctricos puros o híbridos enchufables; y sólo seis millones serán híbridos convencionales. En vista de lo anterior, es que la responsabilidad de la baja de las emisiones recaerá en el aumento de la eficiencia de los motores gasolineros y diésel.
Para 2020, la producción mundial de vehículos animados por motores de explosión se situará en un treinta por ciento más que en 2010. Por lo tanto a estos les corresponde rebajar el nivel de emisiones hasta en un 35% hasta 2020, fecha en la que se tendrían que alcanzar los 95 gramos de CO2. A partir de esa fecha y hasta 2025, los constructores están obligados a reducir aún más sus emisiones, llegando en 2025 a situar la media por debajo de los 70 gramos de CO2 por kilómetro, lo que se traducirá realmente en tres litros de consumo medio a los 100 kms para los motores de de gasolina y 2,6 para los diésel. Bosch lo considera ahora técnicamente posible y realmente viable.
Para conseguirlo se acude a un conjunto de medidas y se actúa en todos los aspectos del vehículo. La tendencia actual de la reducción progresiva de tamaño en los motores no tiene de momento grandes limitaciones en su evolución, lo que la coloca a la cabeza del desarrollo a corto plazo. Se espera también un predominio del ciclo diésel frente a la gasolina, sobre todo por la apuesta del gigante chino, que está decidida a utilizarlo a corto plazo para disminuir las emisiones, aunque para el futuro la intención es la de hacer grandes inversiones en el vehículo eléctrico.
Sin embargo, y aunque a los motores de explosión les queda una larga y de momento saludable existencia, el futuro es de los motores eléctricos. Bosch está realizando muchas inversiones en este terreno. La sociedad SB LiMotive, creada junto al gigante de la electrónica de consumo Samsung, tiene ya una capacidad de producción de dos millones de celdas para baterías al año en sus factorías de Corea del Sur. Además, la investigación de los vehículos eléctricos e híbridos esta quemando etapas muy rápidamente. Por ejemplo, Bosch estudia ahora dos nuevos diseños realizados sobre tecnologías híbridas completas, lo que permite conducir durante pequeñas distancias como si estos vehículos fueran eléctricos puros.
Según los cálculos de Bosch, los vehículos híbridos se podrían reducir entre un 25 y un 30% más el consumo, pero sin actuar para nada sobre el motor de explosión asociado. Los diversos sistemas de control permitirán que por debajo de los 160 kms/h el motor de combustión se apague y el vehículo ruede por su inercia sin consumos de combustible. Sólo cuando se actúa sobre el pedal del acelerador o el freno, el motor volverá a la vida. Gracias a tratarse de un vehículo híbrido, todos los sistemas de seguridad y confort del vehículo se mantienen completamente activos.
Los cálculos a medio plazo pretenden elevar la autonomía del coche eléctrico hasta los 200 kms en el año 2015, reduciéndose en esas fechas el coste de las baterías del vehículo desde 350 euros por kilovatio hora, hasta los 200 euros en 2020. El precio de la batería sin embargo seguirá penalizando de forma excesiva el precio de los vehículos eléctricos. Todos estos cálculos a nivel económico seguirán siendo una losa para el vehículo eléctrico, que deberá vivir a base de subvenciones hasta entonces si pretende ser competitivo. En 2020 un coche eléctrico, según Bosch, costará un 45% más que un coche similar equipado con un motor de gasolina o gasóleo.
Fuente: El Mundo