Ahora llega en nuevas versiones 4×2. Esta camioneta japonesa destaca por su altura, aspecto y maniobrabilidad, sumado a uno nivel de equipamiento. Testeamos la versión SDX con un valor de $10.990.000 más IVA. Nos gusta su motor turbo diésel de 2,5 litros con 143 HP.
El segmento de las pickup ha marcado una clara evolución desde hace unos años. En su desarrollo y concepción ha pasado desde camionetas para el trabajo «puro y duro» hacia vehículos destinados para la familia y los tiempos de ocio.
Una de los exponentes y que logra conjugar este concepto «a la antigua» con varios elementos de confort y diseño es la camioneta Mazda BT-50, que llega ahora en su versión 4×2 y con un mayor despeje del suelo. Mantiene el look y capacidad de carga, que la versión 4×4. La versión de entrada denominada DX tiene un valor de $9.990.000 + IVA, mientras que la más equipada la SDX cuesta $10.990.000 + IVA (modelo que testeamos gentileza de Mazda Derco).
Como decíamos, este segmento ha sido objeto de una interesante renovación que ha abierto sus posibilidades de expansión hacia una gama de motores más prestacionales y con sustanciales mejoras en la calidad de vida a bordo. La competencia de esta robusta japonesa se sitúa en la Ford Ranger, Mitsubishi L-200, Nissan Terrano, Chevrolet LUV D-MAX y Toyota Hilux, entre otras.
El propulsor de esta camioneta es el excelente bloque TDCi, de 2.500 cc, 143 CV de potencia a 3.500 rpm y con un par máximo de 330 Nm a 1.800 RPM con una transmisión manual de cinco velocidades.
EXTERIOR MÁS ROBUSTO Y ALTO
Sus medidas son 5.170 mm de largo, 1.805 mm de ancho, y de 1.755 de alto, destaca su gran despeje del suelo. Exteriormentela nueva Mazda BT-50 ha sido remozada para afianzar su apariencia, con un parachoques delantero más envolvente e integrado en la carrocería y unos guardafangos dimensionados para fortalecer su aspecto visual.
Adentro ofrece el espacio necesario para que sus ocupantes (ideal cuatro) realicen un viaje cómodo. Las plazas delanteras sujetan bien y sin apoyos duros, algo muy importante a la hora de afrontar kilómetros, sobre todo cuando hay que hacerlo fuera del asfalto.
El puesto de maneja tiene una posición a medio camino entre la de un turismo y la de un todoterreno, con todos los elementos de control a mano y de disposición correcta, excepto el freno de mano (ubicado bajo el volante).
El equipamiento incluye elementos como alzavidrios, cierre central y espejos eléctricos, radio con CD, MP3 y salida auxiliar, aire acondicionado, llantas de aluminio, dos airbags y ABS, algo impensable hace relativamente poco tiempo en un vehículo de esta naturaleza.
LO MEJOR, SU MOTOR
El motor 2.5 litros de 1443 caballos nos gusta mucho porque empuja desde muy abajo, como debe ser en el caso de un buena camioneta. Este propulsor, adaptado a la norma anticontaminante Euro IV, incorpora todos los avances tecnológicos actuales, como el turbo de geometría variable o la inyección directa common rail.
En carretera es dócil, recupera con fuerza y se pueden lograr pormedios de 120 km/h a 140 km/h sin complicaciones y vibraciones extrañas. Fuera del asfalto, el comportamiento de este Mazda es similar, aunque las limitaciones se ven amplificadas en la medida de la intensidad de las irregularidades de la pista, y ello sumado a la ausencia de la tracción 4×4.
La suspensión es mixta (independiente delante y rígida con ballestas detrás). La escasa flexibilidad del tren trasero no resta a que el comportamiento del conjunto sea predecible.
En suma una camioneta completa, bien construida y con un excelente equipamiento. Un vehículo polivalente, para uso diario y que gana adeptos en la familia, algo impensado hace unos años.
LO BUENO:
Motor silencioso y enérgico desde bajas RPM
Comodidad interior
Equipamiento y terminaciones
Look 4×4
LO MALO:
Tren trasero algo impredecible en condiciones difíciles
Fuente: Mauricio Carvallo, Destacados News