Subaru tiene una razón más para celebrar, puesto que el próximo sábado 14 de mayo se cumple medio siglo desde que la marca introdujese al mercado su primer modelo con motor bóxer, el Subaru 1000.
Se trataba de un sedán compacto de dos puertas, que empleba la primera generación de motores de este tipo, que el fabricante denominaba EA, con 1.000 c.c. de desplazamiento y una potencia total que alcanzaba los 55 CV.
Cincuenta años depués, y con 16 millones de motores fabricados, Subaru es una marca que ofrece una variedad de propulsores que van desde los aceptables 116CV del XV 1.6 hasta los 300 del WRX STi, pero ¿qué es lo que hace tan especial a este motor?
De partida los cilindros están dispuestos en forma horizontal, con los pistones ubicados simétricamente en dos culatas opuestas, cada una de las cuales alberga a dos pistones, evitando que tengan inercias. Las ventajas que se desprenden de ello son:
- Menos vibraciones.
- Un perfecto equilibrio rotacional.
- Gran sensación de suavidad y deportividad en todo el rango de revoluciones del motor.
- El motor al tener un perfil bajo y plano, permite reducir la altura del centro de gravedad, mejorando el comportamiento y estabilidad del auto.
Pero Subaru no sólo se limita a ofrecer este tipo de motores en versiones bencineras, sino que en 1999 comenzaron a trabajar en el desarrollo de las variantes diésel, cuyas ventas a nivel mundial partieron en 2008, los que representaron una verdadera revolución por su tamaño compacto, peso reducido, elevada rigidez y empleo de bloque de carrera corta (en Chile presentes desde julio de 2013 en el Outback, para luego extenderse a XV y Forester).
Subaru emplea en la fabricación de sus modelos la quinta generación de estos motores, que se caracterizan por tener niveles muy bajos de sonoridad y vibraciones, en conjunto con el avanzado sistema de tracción integral Symmetrical All Wheel Drive (SAWD).