Land Rover, marca con estrecho vínculo con la Corona Británica, fue parte del funeral del Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo. En la despedida oficial, llevada a cabo el pasado sábado 17 de abril, cuando puso a disposición de la ceremonia un Defender 130 especialmente acondicionado para la ocasión. De esta manera, se trasladó su cuerpo desde la entrada estatal del Castillo de Windsor hasta la Capilla San Jorge, completando una procesión de cerca de diez minutos.
Demostrando el vínculo permanente y estrecho con la Familia Real, Land Rover ofreció a la Corona Británica una versión modificada del chasis de un Defender 130 TD5 y que fue escogido por el Duque de Edimburgo en el 2003 para estos fines.
El vehículo fue modificado en la fábrica de Land Rover en Solihull y, según SkyNews, tuvo la participación del propio Felipe de Edimburgo. Aspectos como la pintura verde militar, la cubierta trasera plana y los puntos de sujeción para mantener el ataúd en su lugar fueron obra del príncipe.
De esta manera, se cumplió con la última voluntad del Príncipe Felipe, quien habría señalado a miembros de su familia que para su funeral: “Sólo póngame en la parte trasera de un Land Rover y lléveme a Windsor”, perpetuando así la relación de la Corona Británica con la marca y demostrando el gusto del Duque de Edimburgo por los modelos de Land Rover.
La presencia de Land Rover en el funeral del Príncipe Felipe agrega un antecedente más a la larga historia de la marca con la realeza. Registros históricos hablan de que, en 1948, el rey Jorge VI (padre de la Reina Isabel II), recibió el vehículo número 100 de la, por entonces, primera línea de producción de la marca.