El Ferrari Omologata fue creado tomando como base el 812 Superfast, a petición de un cliente de la Casa de Maranello. Se trata de un modelo único, que ofrece un extremo nivel de exclusividad, que al volante de un verdadero gentleman driver se desenvuelve a la perfección tanto en carretera como subiéndose a los pianos de un circuito.
El proyecto tardó un poco más de dos años en completarse desde la presentación inicial de sus bocetos, con imágenes que se inspiraron en una amplia variedad de conceptos que van desde el legado de competición hasta la ciencia ficción o la arquitectura moderna.
El objetivo era aprovechar la poderosa configuración central delantera para ofrecer un diseño muy elegante, definido por volúmenes suaves y reflejos ondulantes, realzado con líneas gráficas nítidas, y solo alterado por superficie escasamente perfiladas cuando la aerodinámica lo requirió. El reto más complicado fue encontrar el equilibrio ideal entre expresividad y moderación, donde el Omologata tenía que rebosar presencia en la calle manteniendo un lenguaje formal muy puro. El resultado es visible a simple vista.
Omologata fue de hecho una palabra clave que resonó durante el desarrollo de este singular y décimo V12 con motor delantero que, desde el P540 Superfast Aperta de 2009, Ferrari ha entregado. Más allá de las instrucciones claras del cliente y de cada detalle del automóvil, los diseñadores evaluaron de manera efectiva innumerables variables para convertir este modelo a medida en uno que podría encontrar fácilmente su lugar en cualquier sala de exhibición de Ferrari. La búsqueda del detalle definitivo alcanzó su cúspide al desarrollar un nuevo tono de rojo sólo para la librea, combinando el feroz Rosso Magma de triple capa con el acabado en fibra de carbono oscurecida.
En su interior, una gran cantidad de detalles sugiere un fuerte vínculo con la rica herencia de competición de Ferrari. Los asientos azul eléctrico, acabados en una elegante combinación de cuero y tela Jeans Aunde® con arneses de competición en 4 puntos, se destacan sobre un interior completamente en negro. Al no llevar luces ni ventanilla lateral trasera, la atmósfera del habitáculo transmite reminiscencias de épocas pasadas.
Las partes metálicas del salpicadero y el volante están acabadas con un efecto de pintura craqueada que recuerda a los grandes pilotos GT de las décadas de 1950 y 1960, así como a las tapas de culata del motor Ferrari. Un efecto de pintura martillada, que se usa con tanta frecuencia en automóviles como el 250 LM y el 250 GTO, se ha aplicado en detalles como los tiradores interiores de las puertas y en el puente Ferrari F1.
Fotos: Ferrari