JAPÓN.- Septiembre 21 de 2010.- Agencias.- Los 90 años de historia del fabricante automovilístico japonés Mazda tienen como punto de inflexión aquel 6 de agosto de 1945, en que el bombardero B29, el “Enola Gay”, arrojó en Hiroshima, su sede empresarial, la primera bomba atómica de la historia sobre una población civil.
Con aquel acto bélico y las cerca de 200.000 víctimas mortales provocadas se abrió paso lo que muchos historiadores configuraron como era atómica y su asociación con el llamado equilibrio del terror, que marcó los contrapesos de influencias de la guerra fría entre las dos potencias nucleares del momento, EEUU y la URSS.
En la intrahistoria de Hiroshima se cuenta que los supervivientes de la hecatombe se refugiaron en una estación de ferrocarril de la periferia y, superado el primer shock de la devastación, se impregnaron de un espíritu de superación que en la terminología nipona se denominó “mukainada”.
La fuerza de ese ánimo tuvo traducción en el fabricante de pequeños vehículos comerciales, hoy conocido como Mazda, pero que en 1945 acotaba su objeto social en la empresa llamada Toyo Cork Kogyo Co, cuya sede empresarial estaba en la propia Hiroshima.
Esa rebeldía interior fructificó en una vuelta a la actividad de la planta, sólo cuatro días después del apocalíptico hongo generado por el artefacto “Little Boy”; y en cuatro meses, fueron capaces de sacar el primer vehículo de su cadena de montaje.
Mazda celebra por estas fechas su 90 aniversario y, con esa edad de abuelo, presume de su heroica batalla en el momento más difícil del orgulloso Imperio del Sol Naciente.
Mazda, o mejor Toyo Cork Kogyo Co era, de 1920 a 1930, un productor de corcho radicado en Hiroshima, propiedad de un emprendedor llamado Jujiro Matsuda que, tras un viaje por Europa, se impregnó de los adelantos industriales de occidente y diversificó la actividad hacia la producción de pequeños vehículos comerciales de tres ruedas que, desde el principio, se identificaron con la denominación de marca actual.
De este modo, en 1931, las nuevas inquietudes de Matsuda se concretaron en el primer vehículo: el Mazda-Go, una especie del motocarro que tan famoso se hizo en la España de la posguerra, como medio de reparto de mercancías y otros portes en el ámbito urbano.
Hasta 1960, Mazda no produce su primer vehículo considerado como turismo. Fue el R360, un coupe que se jactaba de ser el primer coche nipón con caja de cambios automática y motor de cuatro tiempos. Fue un éxito, pues vendió 23.500 unidades el primer año y ocupó una cuota en su segmento del 65%.
La ofensiva comercial de Mazda dio pronto sus frutos, pues en 1963 podía presentar en sus estadísticas el logro de su primer millón de unidades vendidas.
Mazda ha unido a su faceta productiva una continua inquietud por la innovación tecnológica y los pasos en ese campo se inician en 1961 con la presentación de la patente del primer motor rotativo de la historia. El modelo RX7 es el primero en equipar este ingenio y con él consigue medio millón de unidades vendidas. Las investigaciones hoy en este motor, recuperado hace unos pocos años con el RX8, se desarrollan hacia las variantes de hidrógeno.
De los dígitos anuales, Mazda tiene tres referencias indiscutibles:
–1984.- Toyo Cork Kogyo Co. abandona su denominación y pasa a identificarse como Mazda Motor Corp. La imagen de marca recibe su definitivo asentamiento.
–1989.- Lanzamiento de su gran “mito” en los mercados, el MX-5, el roadster más vendido en el mundo con 900.000 unidades y hoy todavía santo y seña de los muchos aficionados a la conducción deportiva que hizo escuela en las décadas de los años 50 y 60. Partió de una concepción en su centro de diseño de California ocho años antes.
–1991.- Victoria con un prototipo de la marca en las 24 Horas de Le Mans. Su primera y única presencia en la mítica carrera de resistencia. Al año siguiente el reglamento interno de la prueba prohibió la competición con motores que no fueran de cilindros.
Aquella filosofía “Mukainada” de los días más duros de Hiroshima dio su frutos. Quizás sea por eso que la Mazda actual busca terminologías impactantes que expresen estados de ánimo. La marca japonesa define hoy ese “zoom-zoom” característico de sus campañas comerciales como “emoción por el movimiento”. Añade otro, referido a su diseños, “Kodo” o “alma del movimiento”. A su centenario, con sólo una década por delante, seguro, no le faltará su referencia, posiblemente alusiva al movimiento.