En pleno período de confinamiento, JMC presentó en nuestro país la nueva versión de entrada de su camioneta mediana Vigus, apellidada Work, puesto que está especialmente concebida para las faenas de trabajo pesado. Se ofrece en dos versiones con idéntico nivel de equipamiento, difiriendo únicamente en su tracción: trasera (RWD) y a las cuatro ruedas (4WD), Fue esta última la que tuvimos ocasión de probar en esta oportunidad.
Sin duda, que las camionetas han dejado de ser consideradas como meros vehículos de trabajo, puesto que se trata de un segmento del mercado, a pesar de la caída experimentada en lo que va del año, producto de la pandemia y la crisis económica, son muy bien vistas por los consumidores en términos de que más allá de sus aplicaciones prácticas, muchos la ven con la doble funcionalidad, por cuanto resultan útiles para el trabajo y el disfrute u ocio familiar.
Interesante es mencionar, el fenómeno del que hemos sido testigos desde mediados de la década pasada, cuando el segmento de las camionetas medianas, tradicionalmente en manos de marcas tradicionales como Nissan, Toyota, Chevrolet y Mitsubishi, por citar algunas, vimos la llegada de nuevas generaciones de modelos con la consiguiente alza de precio, dejando un espacio vacante, que fue hábilmente aprovechado por la ofensiva de productos proveniente desde China, con una generosa oferta de modelos entre los $10 millones a $15 millones. Ejemplos sobran: Changan Hunter, Great Wall Wingle 5, 6 y 7 (al que prontamente se sumará la Poer), JAC T6/T8, además de nuestro modelo en comento: JMC Vigus y Maxus con la T60.
Ahora bien, en el caso particular de esta versión, se diferencia, externamente de la Vigus normal, por contar con una toma de aire trapezoidal más prominente (sobresale ligeramente más) y pequeña en cuanto a dimensiones, mientras que el encastre de los neblineros luce más elegante con ornamentaciones cromadas. De costado, vemos una práctica barra antivuelco anclada al pickup, con protectores para la zona del habitáculo, manillas de puertas de plástico negro y neumáticos de dimensiones más delgadas: 245/70 R16 (incluyendo el de recambio), con llantas de aleación de diseño distinto. Llamativos resultan también los cuatro ganchos de amarre de carga (dos por costado), útiles a la hora de asegurar las mercancías o cargas que transportemos.
En cuanto a sus cotas, la Vigus Work mide 5.410 mm de largo (+28 mm que Vigus); 1.905 mm de ancho (-2mm) y 1.795 mm de alto (-5mm). La batalla se mantiene en los 3.085 mm. La capacidad de carga aumenta en 45 kilos, respecto de la Vigus, con 845 kilos con eje rígido y ballestas en la suspensión trasera. La zona de carga está recubierta en un polímero lavable muy resistente al uso diario en el transporte de mercancías y objetos. Esta área también dispone de ganchos de amarre internos. Tratándose de la variante 4WD, esta al igual que la 4×2 dispone de un despeje de 199 mm, mientras que sus ángulos de ataque y salida llegan a los 29° y 26°, respectivamente. Eso si las pisaderas le restan algo de ángulo ventral.
De seguro imaginarán que, al estar hablando de una camioneta de entrada, su interior iba a ser del todo austero y espartano. Todo lo contrario, la cabina de la Vigus no tiene nada que envidiarle a un automóvil contemporáneo en cuanto a sus terminaciones, por cuanto nos sorprendió gratamente la atención puesta en ciertos detalles como el revestimiento de plásticos blandos al tacto en la parte superior de la consola y la zona de los apoyabrazos en las puertas.
La propuesta del puesto de manejo y el salpicadero no es para nada sofisticada, pero muy bien dispuesto y con todos los comandos que usamos a menudo a la mano. Tanto el volante, revestido en poliuretano, como la zona de la consola, exhiben detalles en símil aluminio. El cuadro de instrumentos consta de dos relojes analógicos principales: tacómetro y velocímetro, además de dos secundarios de menores dimensiones para la temperatura del refrigerante y nivel de combustible en el estanque. Entre los dos principales se alza un computador de abordo monocromático, que a la vez sirve de monitor gráfico de seguridad. La iluminación del tablero es en un agradable y suave color blanco.
Un detalle curioso, es la peculiar ubicación del selector de tracción, del lado izquierdo inferior del tablero, pero que de seguro una vez que uno se acostumbra a la camioneta no resultará para nada incómodo (en el entendido de que usualmente se localiza en el túnel central o en la consola central).
Ahora bien, en lo que respecta a la zona de la consola, ésta va presidida por una pantalla táctil de 7”, que alberga al sistema de audio que consta de 2 parlantes y 2 tweeters con un puerto USB y una salida SD.
Más abajo encontramos los comandos del sistema de calefacción/ventilación, representados por tres diales, los que regulan la orientación, caudal y temperatura del flujo de aire, además de tres pulsadores que accionan el sistema de aire acondicionado, recirculación de aire y el desempañador de la luneta trasera.
Un detalle que puede ser mejorado, y que le resta algo de funcionalidad interior a la Vigus es la escasez de espacios portaobjetos o bien algo limitados en sus áreas de almacenamiento, como son los que se ubican bajo el sistema de climatización, que se suman a los bolsillos de las puertas con sus respectivos porta botellas, los posavasos dobles en el túnel central, además del apoyabrazos central, cuyo espacio se ve penalizado en parte por la palanca del freno de estacionamiento. Se agradece eso sí, la presencia en el plafonier superior, de un portalentes, junto con dos portamapas o revistas en los respaldos de los asientos delanteros.
Los plásticos y terminaciones son las esperadas para un vehículo de este tipo, orientado al trabajo, aun cuando el tapizado de tela de los asientos, si bien resulta agradable, su delgadez nos deja con cierta duda acerca de su durabilidad con el paso del tiempo y el uso. Aquellos que somos maniáticos de mantener nuestros autos limpios, agradecemos la presencia de un revestimiento del piso plástico.
Atrás la habitabilidad es correcta para tres ocupantes de mediana altura, con buen espacio para las piernas. Eso sí sólo dispone de dos reposacabezas, mientras que el ocupante central tiene un cinturón trasero central de dos puntos de anclaje.
Hurgando en su corazón, hay que destacar el hecho de que el capó tenga bombines a gas, lo que facilita su apertura y cierre. Es animada por un motor turbodiésel provisto por Isuzu, de 2.5 litros de desplazamiento, que eroga 123 Hp a 3.600 vueltas, mientras que su par llega a los 310 Nm, disponibles entre las 2.000 y 2.400 vueltas, acoplada a una caja manual de cinco marchas de muy buen tacto., aunque un recorrido algo largo Se muestra muy bien aislado y con muy poco turbolag, lo que hace más cómodo su manejo al no tener que engranar cambios a cada rato.
El sistema 4WD es a la vieja escuela, esto es un sistema electrónico, puesto que la propulsión principal está en el eje trasero, el eje delantero es conectable mediante una caja reductora para situaciones más complejas.
Al conducirla sobre el asfalto, y sin carga se muestra algo saltarina, lo que se explica por su clásica configuración de suspensión delantera independiente y trasera de eje rígido. El sistema de dirección asistida hidráulicamente no es del todo comunicativo, y le juega en contra tener un radio de giro reducido, mientras que, al probar su sistema de frenos, que consta de discos delanteros y de tambor traseros (éstos últimos resultan más económicos de mantener) con ABS y EBD, vemos que tiende a cabecear, y a mostrarse algo nerviosa su zona trasera por adolecer de control electrónico de estabilidad, por lo que se sugiere no explorar sus límites en ese sentido.
A modo de cierre, estamos en presencia de una camioneta mediana que resulta muy interesante por su relación precio/producto, sólida y con una mecánica probada y confiable, un grato andar, que no envidia para nada a un automóvil de esta misma categoría.
Fotos: Raúl Farías; JMC Vigus Work 4WD 5MT en Gris Plata